[ACTUALIDAD DIARIA]

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Agente comercial de un banco. Concepto de Factor notorio.

(publicado en Actualidad Diaria 1019 el 19 de junio de 2007)

Un banco ha sido condenado por el Juzgado de lo Mercantil de Pamplona a reintegrar los 8.000 euros —más los intereses desde octubre de 2003— que una clienta entregó a un agente mercantil de esa entidad para su inversión en una cuenta rentable y que éste se los quedó, alegando que lo hizo como cobro personal de unos gastos generados por las gestiones de un préstamo.
La entidad bancaria, Banco Zaragozano —actualmente Barclays Bank—, arguyó que la persona que había recibido el dinero “no fue nunca empleado del banco pues no contaba con el oportuno apoderamiento”, sino que era “solamente un agente contratado para captar clientela”, “que el dinero no fue entregado en la sucursal, ni delante de los empleados, ni ocupando el agente mesa y silla en horario de apertura al público, ni después de cerrar” y que no se efectuó un contrato de depósito. La juez, sin embargo, constata que estas afirmaciones quedaron desvirtuadas durante el acto del juicio debido, entre otras circunstancias, a que el agente atendió a la clienta en el despacho del director de la sucursal —ubicada en la capital navarra— y, además, entregó a la demandante un justificante de abono en cuenta con membrete del Banco Zaragozano.
Al respecto, la juez sostiene que, aunque la figura del factor mercantil requiere para su actuación correcta en el mundo de los negocios de la previa existencia de un apoderamiento escriturado otorgado por su principal y acomodar su actividad a las facultades conferidas en el poder, en el comportamiento ante terceros tiene “vital importancia la apariencia jurídica que rodea su actuación”. Así, prosigue, “cuando el quehacer que realiza el agente, por su propio contenido trascendente y representativo, transmite al tercero la creencia racional de estar contratando con un verdadero apoderado, la consecuencia que origina es la vinculación entre la empresa y dicho tercero, pues de lo contrario quebraría el principio de seguridad jurídica”, “motivo por el que al denominado factor notorio se le reputa dotado de un poder general referido en el aspecto objetivo a las operaciones relativas al giro o tráfico del establecimiento, que es donde opera la defensa de los terceros de buena fe”.
En el juicio, el director de la sucursal reconoció que el agente no sólo tenía una mesa y silla en el local de la entidad bancaria, donde atendía a los clientes, sino que además, debido “a las buenas relaciones que mantenía con él”, le cedía su propio despacho.
En su descargo, el agente quiso restar validez al documento que entregó a cambio de los 8.000 euros. Alegó que se trataba sólo de un recibo particular por unas gestiones, para lo cual rellenó “lo primero que tenía a mano, que era el documento acreditativo del ingreso y anotación en cuenta del Banco Zaragozano” que había sobre su mesa. Este recibo, según recoge la sentencia, estaba cumplimentado “minuciosamente con referencia, número de cuenta, fecha, importe y firma”.
La juez asegura a este respecto que “carece de toda lógica la versión del agente”, puesto que cualquier ciudadano conoce hoy en día el significado de un justificante de abono o ingreso en cuenta con membrete del banco, y más aún lo debe conocer quien desarrolla su actividad en el ámbito bancario.
Por todo ello, a la vista de las circunstancias expuestas, concluye que resulta “absolutamente claro” que el agente se extralimitó en sus poderes y actuó en la esfera de las operaciones propias de la empresa y en el marco de la “relación de confianza” que se creó con el cliente.